Tema 5 ¿Hambre o el comer emocional?

Comer no es sólo satisfacer las necesidades de energía y nutrientes; también implica una dimensión emocional, que podría ser perjudicial, si comer en exceso compensa emociones negativas como la inseguridad, la ira, el estrés, el aburrimiento, etc. y se convierte en un hábito para los niños.

La obesidad en la infancia o en la adolescencia podría estar asociada a trastornos de la conducta alimentaria, por lo que es fundamental una detección precoz de las conductas de riesgo relacionadas con los hábitos alimentarios. Estar descontento con el propio cuerpo y hacer dieta podría poner a los niños en riesgo.

Se habla de comer sin pensar cuando los niños no prestan atención a su hambre, a la cantidad que comen o al motivo por el que lo hacen. Suele ocurrir con los alimentos menos saludables, sobre todo los que tienen un alto contenido de azúcar, grasa o sal.

Es importante que las familias promuevan una relación adecuada con la comida desde el nacimiento. Estos son algunos consejos que pueden ser útiles para evitar comer sin sentido

  • En los bebés promover una alimentación receptiva y prestar atención a las señales de hambre y saciedad. No forzar a los niños a comer.
  • Promueva la regularidad en las comidas. Saltarse las comidas por completo puede hacer que coman en exceso más adelante.
  • Anime a los niños a sentarse mientras comen,
  • Dé a los niños tiempo suficiente para comer despacio.
  • Tenga una actitud neutral ante la comida. No utilice los alimentos para premiar o castigar
  • Durante la hora de la comida, intente evitar el juego o cualquier distracción con pantallas.
  • Evitar que coman mientras los niños están caminando, haciendo otras actividades o mientras los padres están conduciendo.
  • No deje que el niño coma solo
  • Haga que los niños participen en la planificación del menú, la compra y la cocina