Tema 4 La “dieta hormonal” y la influencia del género y la edad

  • Un enfoque reciente consiste en considerar las “configuraciones hormonales”, que difieren entre grupos etarios y aún más entre sexos.
  • La repartición de la grasa corporal es diferente entre sexos, hecho que está condicionado y modulado por la hormonas esteroides circulantes.
  • La composición corporal puede influir de manera significativa en el desarrollo puberal: un aumento de la adiposidad corporal está directamente relacionado con un desarrollo puberal temprano en mujeres mientras que tiene el efecto contrario en los adolescentes varones.
  • El sistema digestivo dialoga de manera directa con el cerebro para determinar la conducta alimentaria.
  • El sistema nervioso central juega un papel clave en la regulación del apetito a través de la producción de señales hormonales a nivel central que transmiten al cerebro información acerca de las reservas energéticas del cuerpo.
  • Estos circuitos llamados circuitos de recompensa, son parte del circuito dopaminérgico, y pueden ser activados por ciertos alimentos, considerados “de alta palatabilidad” (ej. alimentos ricos en grasa, azúcares simples, y sal, todas sustancias que parecen ser una preferencia natural del ser humano), que actúan como drogas sobre el cerebro.
  • Es posible reducir la carga glucémica de los alimentos y cambiar gradualmente hacia variedades de frutas y verduras menos dulces. La dieta cetogénica es un abordaje posible.

  • La fibra reduce generalmente la absorción intestinal de sustancia tóxicas, incluyendo las hormonas en exceso, y facilita la formación de una microbiota abundante en bacteroidetes.
  • Las frutas y verduras de hojas verdes y las legumbres tienen altos contenidos de ácido fólico, que aumenta la serotonina en circulación.
  • La leche de vaca y sus derivados pueden ser consumidos de manera segura de acuerdo a las recomendaciones nutricionales, pero pueden ser sustituidos en parte por arroz, avena, almendras y leches vegetales (que también están suplementadas con calcio).

  • En la edad prepuberal, los alimentos ricos en colesterol deben ser limitados, con un consumo privilegiado de grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas. Durante la pubertad, la síntesis de estrógenos en la mujer y de testosterona en el hombre requiere del aporte de colesterol, por lo cual la ingesta de alimentos ricos en colesterol puede ser beneficioso, mientras que alimentos con un alto contenido de estrógeno, como los productos lácteos deberían ser reducidos.

Mensajes finales:

  1. Nuestro genes no definen nuestro destino: La contribución de los genes al riesgo de obesidad es mínima, mientras que la contribución de nuestro estilo de vida (alimentación y actividad física) es enorme.

  2. La prevención de la obesidad y su tratamiento siempre deberían empezar por la promoción de un ESTILO DE VIDA SALUDABLE (una educación sobre alimentación saludable y actividad física)

  3. Nuevos enfoques que se apoyan en la evidencia en el campo de la microbiota intestinal y los patrones hormonales en niños podrán ser de utilidad en el futuro para mejorar el tratamiento de la obesidad