En respuesta a la epidemia global de obesidad, la OMS ha publicado unas pautas para ayudar a los trabajadores de atención primaria a identificar y tratar a los niños con sobrepeso u obesidad.
La adquisición de comportamientos de alimentación saludable que perduren en el tiempo es muy importante para niños y adolescentes: estos hábitos ayudan a prevenir enfermedades no-contagiosas, así como otras enfermedades que se derivan de la malnutrición.
La gestión de la nutrición se ha aplicado en numerosos estudios de intervención en obesidad infantil.
Diversas formas de educación y asesoramiento en nutrición, mensajes clave, una dieta mediterránea hipocalórica, y una selección de alimentos nutricionales se han implementado como intervenciones dietéticas.
La modificación de riesgos dietéticos en cuanto a nutrientes, alimentos, patrones dietéticos, y comportamientos dietéticos se han aplicado para cambiar factores dietéticos problemáticos.
Las intervenciones dietéticas con un enfoque multidisciplinar han tenido resultados positivos en la modificación de factores de riesgo dietéticos relacionados con la obesidad, con niños y adolescentes con obesidad: una reducción de comida alta en grasas y bebidas azucaradas, incremento de la ingesta de fruta y verdura, la reducción en el consumo de snacks, y guardar una dieta equilibrada.
Sin embargo, ha habido resultados no-favorables después de un seguimiento a largo plazo en la fluctuación del peso, en el incremento de la ingesta de energía, la ingesta de macronutrientes, y comportamientos dietéticos no-saludables.
La modificación del comportamiento y las entrevistas motivacionales sobre la salud y la dieta de niños y adolescentes para mejorar su auto-control y su alimentación consciente, para conseguir un nivel nutricional y de control de peso sostenibles, son necesarios para una correcta gestión y educación nutricional.
Es necesario considerar los factores de riesgo tanto individuales como ambientales en una dieta, y procurar una terapia nutricional específica de acuerdo con las fases de cambios entre niños y adolescentes.
Por esta razón, se recomienda el compromiso individual, familiar, social y político para una gestión nutricional de la obesidad infantil efectiva y sostenible. Además, mensajes clave prácticos sobre la salud y la dieta pueden ayudar para establecer unos hábitos saludables y estilos de vida en esta crisis de salud pública.
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Debido a la dificultad la pérdida de peso basada en el comportamiento, el mantenimiento de peso posterior, así como el coste y el daño potencial de la medicación y la cirugía, la prevención de la obesidad debería ser una prioridad de la salud pública.
Estos esfuerzos deben comenzar en los primeros años de vida, puesto que es probable que la obesidad en la infancia continúe en la vida adulta.
TRATAMIENTO: El objetivo principal del tratamiento de la obesidad es la mejora de la salud física a largo plazo a través de la consolidación de hábitos permanentes de un estilo de vida saludable.
Para conseguir estos objetivos, los profesionales deberían presentar un enfoque escalonado con 4 fases del tratamiento de intensidad creciente. Los pacientes pueden comenzar en la fase menos intensa y avanzar dependiendo de la respuesta al tratamiento, la edad, el nivel de obesidad, los riegos para la salud y la motivación:
Fases del tratamiento de la obesidad
Los clínicos deberían avisar a los pacientes y sus familliares para que adopten y mantengan los siguientes comportamientos específicos sobre alimentación y actividad física
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Dentro de esta categoría, el objetivo de mantenimiento de peso, con un crecimiento que suponga una disminución de IMC conforme se crece en edad
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Dentro de esta categoría, el objetivo debería ser el mantenimiento de peso resultante de un descenso del IMC y un aumento de la altura
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Para niños >11 años con IMC>percentil 95 que tienen comorbilidades importantes y en los que no han tenido éxito las fases 1 a 3, o niños con IMC>percentil 99 que no han tenido mejora en la fase 3.
Intervenciones intensivas con el uso de medicamentos, dietas muy hipocalóricas, la cirugía de control de peso se pueden ofrecer a algunos jóvenes con obesidad severa. Estas intervenciones están claramente más allá del objetivo de la dieta saludable y la actividad física; no aseguran la pérdida de peso o el mantenimiento del mismo, a la vez que pueden conllevar riesgos para la salud. Sin embargo, la falta de éxito con una intervención multidisciplinar integral NO es por sí misma indicativa de que haya que recurrir a ese nivel de tratamiento. Los médicos deberían permanecer en la Fase III para lograr el control del peso y deberían considerar los riesgos potenciales de la Fase IV, teniendo en cuenta todos los pros y los contras de esa decisión en estrecha colaboración con la familia.
Source: Barlow SE; Expert Committee. Expert committee recommendations regarding the prevention, assessment, and treatment of child and adolescent overweight and obesity: summary report. Pediatrics. 2007 Dec;120 Suppl 4:S164-92. doi: 10.1542/peds.2007-2329C. PMID: 18055651.
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