Tema 2 Genes y obesidad

Los genes influyen la fisiología, el desarrollo y la capacidad de adaptación humana. La obesidad no es una excepción a esa regla.

  • Factores genéticos son responsables de algunas formas raras de obesidad monogénica
  • La obesidad “común” está influenciada por docenas o incluso cientos de genes.

Sin embargo, los factores genéticos identificados hasta el día de hoy, solo contribuyen de manera limitada al riesgo de obesidad: muchas personas portadoras de estos “genes de la obesidad” no se vuelven obesas ni tienen sobrepeso, y un estilo de vida saludable contrarresta este riesgo genético.

NUESTROS GENES NO DEFINEN NUESTRO DESTINO

La nutrición juega un rol importante en la longevidad y en la calidad de vida.

El gen age-1 es el primer gen relacionado con el envejecimiento que se ha identificado.

  • Sirt es el primer gen asociado a la longevidad
  • Se han identificado alrededor de veinte “gerontogenes” y genes asociados a la longevidad en diferentes especies.
  • Se estima que existen alrededor de cien de esos genes en humanos
  • Estos segmentos de ADN comparten la misma función: controlan el metabolismo energético

  • La nutrición es en gran parte responsable de nuestro estado de salud: los genes influyen en cómo nuestro cuerpo asimila los nutrientes mientras que algunas sustancias influencian la expresión de nuestros genes.

La Epigenética es un campo de investigación en constante evolución y ya se han dado los primeros pasos para identificar potenciales biomarcadores de la obesidad que se podrían detectar desde el nacimiento.

Hay evidencia convincente acerca del efecto que tiene un ambiente prenatal y postnatal adverso en el riesgo de obesidad en la vida adulta. La dieta y las intervenciones para perder peso en madres obesas podrían reducir el riesgo de obesidad en sus hijos, posiblemente a través de cambios en vías metabólicas relacionadas con la señalización de la insulina, la acumulación de grasa, el gasto energético y el control del apetito.

Estos hallazgos pueden ayudar a predecir el riesgo de obesidad de un individuo desde una edad temprana, antes de que se desarrolle el fenotipo, y abre la posibilidad de introducir estrategias preventivas dirigidas.

Hoy se sabe que varias marcadores epigenéticos son modificables, no solo al modificar la exposición intra utero, sino cambiando el estilo de vida en la edad adulta. Esto implica que existe un gran potencial para intervenciones postnatales para modificar o adelantarse a perfiles epigenómicos desfavorables.